Sobreviviendo al duelo
Las razones por las cuales estamos
en este mundo son solo interrogantes que quizás nunca podremos contestarnos, no
sabemos porque debemos llorar, sufrir, reír y amar, solo sabemos que estamos
viviendo y que por eso debemos continuar nuestro camino sea cual elijamos, a
veces duele mucho más de los que estamos dispuestos a soportar, nadie nos ha
preguntado si estamos capacitados para recibir tanto dolor en nuestra alma,
dicen que todo eso es para hacer que seamos más fuertes y mucho más capaces de
afrontar la vida, pero ¿Quién sabe en realidad? son solo suposiciones.
Las personas somos animales y
seres de costumbre, nos acostumbramos a vivir con nuestros seres queridos, nos
hemos acostumbrado a alejarnos de ellos por las razones que fuesen, y nos
acostumbramos a vivir definitivamente sin ellos cuando ya no los tenemos más,
gracias a nuestra capacidad de adaptarnos vamos haciendo que el dolor de la
perdida sea cada día más llevadera, lo que no significa que esta sea menos
dolorosa. A lo largo de la historia nos hemos encantado con un sinfín de
artistas, que nos han llenado nuestra vida de imaginación de penas y alegrías y
los hemos dejado partir cuando les ha llegado su hora, con nuestros familiares
pasa lo mismo, nunca estamos preparados para decir adiós, para verlos respirar
por última vez, para hacer la ceremonia fúnebre o simplemente para no verlos
más.
Nacemos con cierta cantidad de
gente a la cual con el transcurso de nuestro vivir vamos haciendo mucho más familiar
que a otra, nos hacemos falta el uno al otro, vivimos juntos un sinfín de
experiencias que marcan la vida, pero de algo nunca estamos seguros, nadie sabe
si terminaremos el fin de nuestros días con la misma gente que nos vio nacer,
algunos son llamado mucho antes y aunque duele debes aceptar su partida, de
alguna u otra forma te acostumbras a no escuchar más su voz, a no sentir más su
aroma, ni sus manos cálidas sobre las tuyas, nos vamos haciendo amigos de sus fotografías,
de su ropa, de sus pertenencias, y buscas en ella algo que te la recuerde, que
te diga que aún sigue ahí contigo, aunque dentro tuyo sabes que hagas lo que
hagas nunca más te dirá te amo.
En tu mente quedan los recuerdos
de tantas cosas vividas, de tantas experiencias aprendidas y de tantas
enseñanzas procesadas, sabes muy bien que la vida sigue, pero te reúsas a
seguirla sin ese ser que amas tanto, sabes que te dijo que debías continuar,
pero no encuentras la forma de hacerlo, buscas fuerzas dentro de ti, y tratas
de olvidar todo lo ocurrido, de hacer como que nada ha pasado, te transformas
en el mejor investigador privado, rastrojeando en los rincones olvidados, solo
para encontrar algo, alguna señal de su existencia, te das cuenta que conocías
de esa persona mucho más de lo que creías saber, te das cuenta que eras capaz
de entender porque esa vez se enojó contigo, de porque quizás pasaron tres días
sin hablarse y es más te das cuenta que sabias muy bien que te amaba, aunque no
hayas sido capaz de verlo antes.
Somos seres complejos, llenos de
defectos y carentes de virtudes, somos capaces de juzgar antes de entender, de
rechazar antes de aceptar, quizás la vida sería mucho más placentera si nos diéramos
el tiempo de mirar al que tenemos al lado y decirle los mucho que lo amamos, quizás
su expresión facial es por algo del día y no significa que no quiera estar
contigo, ni que desprecie tu compañía, lástima que nos damos cuenta de eso
cuando ya no están con nosotros, todos juzgamos en demasía a quien amamos, nos
sentimos con el derecho de sacar a la luz todos sus defectos y nos sentimos
dueños de sus actos, sean estos buenos o malos, quizás si nos preocupáramos un
poco menos de juzgar podríamos disfrutar mucho más a nuestros seres queridos y
con esto me refiero a nuestros padres, hijos, amigos, abuelos, tíos, es decir a
todo el espectro que significa seres queridos, quizás los padres se enfocan
mucho en los defectos de sus hijos, sin ver lo magnifico que son y lo virtuosos
que pueden llegar a ser, cada vez que nuestros padres nos retan nos vamos en
contra de ellos y solo somos capaces de ver lo malo que fueron al retarnos,
creo que la magia de la vida es convivir, aprender del resto y atesorar cada
recuerdo como el tesoro más valioso, ya que no sabemos cuánto tiempo pasen
junto a nosotros y es mucho mejor decir, tengo tantos recuerdos juntos, a decir
¿Por qué me duro tanto el enojo, que no recuerdo ni su voz?.
Todos somos un enigma, y todos
queremos ser comprendidos, queremos ser escuchados y queremos ser aceptados tal
cual somos, sin duda la magia se logra cuando somos capaces de comprender, de
escuchar y aceptar al otro tal cual es. A veces exigimos cosas que no somos
capaces de otorgar a otro. Dicen que la única forma de ser amados es aprender a
amarnos a nosotros mismos y si no sabemos amar a otro, ¿Cómo esperamos que nos
amen?
En conclusión la vida es y será un
acertijo, hoy estamos, mañana no sabemos, por eso vive tu día, disfrútalo como
si fuera el último, se respetuoso y comprensivo, dale un beso y un abrazo a
quien camina contigo y aprende a perdonar, ya que no somos quien para juzgar.
“En memoria de mi tía y madrina a dos meses y medio de su partida”
Por Fernando Wilkinson
Google
Comments
Post a Comment