Cuando el cáncer toca tu puerta

Diez de la noche, el reloj arduo marca los minutos y segundos sin dejar espacio para poder respirar un poco, el teléfono sobre la mesa comienza a vibrar, contestas y todo tu mundo que tienes construido hasta el momento se desmorona sobre tus hombros, sientes que el pecho duele, que la respiración es cada vez más corta y tu imaginación creando imágenes mentales que no te ayudan a poder analizar las cosas de una manera mejor o a buscarle alguna solución al problema. 

Cuando recibes esa llamada que te hace cuestionar todo sobre la existencia humana y por cuanto tiempo estamos destinados a estar en este mundo, esa llamada que te informa la enfermedad de un familiar o un amigo cercano, y lo que es peor cuando la enfermedad se llama cáncer, esa enfermedad que no discrimina, ni hace asco a nada, se introduce en la parte más vulnerable del organismo, haciendo con él lo que se le antoje. Nadie está preparado para recibir ese tipo de noticias, todos quieren recibir un ramo de flores por la mañana o el sobre con el cheque del mes, mas una enfermedad nunca será bien recibida por nadie. 

Y comienza la procesión y los cambios físicos del enfermo, en donde vas viendo como la persona que era jovial, llena de vida se va apagando poco a poco en frente de tus ojos, vas viendo como las quimioterapias van haciendo estragos en su organismo, como su cabello se va cayendo y sus fuerzas se van esfumando con el pasar de los días, te alejas un poco para analizar tus fuerzas frente al tema, te sientes atado de manos, lo único que haces es confiar en las manos de los doctores, por algo estudiaron tantos años para hacerse expertos, miras todo como un espectador viendo el filme más triste del director de moda. Llegas a visitar al paciente con la mejor de las sonorizas cuando por dentro lo único que quieres hacer es gritarle y preguntarle a la vida ¿Por qué?, tratas de ser los más optimista y lleno de buenas expectativas respecto al último tratamiento que están probando para esa cepa del cáncer, eres auspicioso siempre, aunque a veces creer se hace difícil.

Y ahí está el paciente, quien aunque lleno de tubos, agujas y maquinas te mira dándote energía y ánimo, te toma la mano y te observa diciéndote que todo estará bien y que saldremos de esta, tú lo miras confundido y admirado preguntándote ¿Cómo una persona en su estado puede ser capaz de darle animo a alguien sano?, son esas grandes, pequeñas cosas, las que te hacen volver a tener la fuerza que poco a poco ibas perdiendo con el pasar de los días, y ese es otro tema "El tiempo" cuando recibes el diagnostico ni te das cuenta cuando ya va casi un año de tratamiento. Dicen que el tiempo cura todo, pero duele estar por tanto tiempo viendo como tu ser querido sufre y aunque ya las fuerzas se caen continua luchando y haciendo todo lo inimaginable para poder alargar un poco más su existencia.

El cáncer o cualquier enfermedad crónica es una enfermedad que no sólo la lleva el paciente, si no que se hace parte de toda la familia, al igual que cuando pasas por un terremoto y te haces experto en sismología, con las enfermedades te haces amigo de términos raros y poco deducibles a simple vista, te vas haciendo amigo de las enfermeras y doctores, quienes te miran llegar a pedirles ayuda, pero no tienen idea en que circunstancias te vas a ir. Todos los que hemos pasado o estamos pasando por la enfermedad de un ser querido, sabemos lo difícil que es ponerse en los zapatos de un enfermo, mucho más cuando se trata de niños y gente joven, que lo único que quieren es vivir y aprender algo más de la vida.

"Las enfermedades no son fáciles para nadie, pero si estas enfermo o tu ser amado lo está, disfruten cada momento (aunque suene loco) y amen cada cicatriz, ya que gracias a ellas, estarán vivos y respirando junto sus familiares"

Disfrutar el día y hacer todo con una sonrisa debe ser la clave para ser felices y poder sentir que la vida es bella, nadie sabe en qué momento debemos frenar el auto y decir luchemos contra esto que se nos viene, no sabemos si saldremos airosos o pasaremos a ser parte de la historia, pero lo que sí sabemos es que somos seres magníficos, fuertes y sin límites, si podemos creer que todo saldrá bien y llenamos nuestra aura y nuestra alma de energía positiva podremos salir de cualquier obstáculo aunque parezca imposible de surcarlos.

Amen su vida y cuídenla, que es lo más valioso que tenemos.

A todos los enfermos del mundo, a los que están luchando en estos momentos a todos ellos la mejor de las vibras y tengan fe, que mueve montañas.

También a aquellos que lucharon y perdieron la batalla, mis respetos y admiración, por darlo todo sólo por ver amanecer un día más.

Y a mi tía, no pierdas la fe y la fuerza, el camino no ha sido fácil, pero saldrás de todo esto y volverás a ser la misma.

Por Fernando Wilkinson

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